lunes, 26 de enero de 2015

Los anticuerpos en el diagnostico clínico, inmunofluorescencia indirecta

Una de las técnicas más habituales en un laboratorio de biomedicina es la inmunofluorescencia indirecta, que se emplea tanto como herramienta de investigación como de diagnóstico clínico.

Los anticuerpos forman parte de nuestro sistema inmunitario y el organismo los genera para defendernos contra los patógenos. Son de una gran especificidad y es esta propiedad la que los hace tan útiles para emplearlos como herramientas de laboratorio.

Aquí hablaremos de esta técnica como método de diagnóstico, como ejemplo pondré un supuesto de parasitismo por Trichinella spiralis.

Cuando una persona entra en contacto con un agente patógeno, el organismo empieza a defenderse de el con una gran batería de elementos que configuran el sistema inmunitario. Intervienen elementos celulares como los macrófagos y neutrófilos. Dentro de una compleja respuesta inmunitaria en la que participan células presentadoras de antígenos y linfocitos de diferentes tipos se llaga a obtener una respuesta contra el patógeno muchos más específica y selectiva, que además proporciona memoria inmunitaria, se producen los anticuerpos.

Si en el suero de la sangre de un paciente observamos la presencia de anticuerpos contra un determinado patógeno, podemos decir que dicho paciente ha estado en contacto con ese patógeno, y puede que haya superado la infección o no.

Las técnicas de análisis en las que se emplean los sueros de los pacientes se denominan pruebas serológicas.

El laboratorio de diagnóstico mantiene en cultivo a los parásitos que le servirá de base para sus ensayos. Una vez que llegan las muestras procedentes de los pacientes sospechosos de tener triquinosis se obtiene el suero de la sangre. Si el paciente está infectado y no está inmunodeprimido, en su suero aparecerán anticuerpos específicos contra este parásito. Dentro de la variedad de anticuerpos que puede producir el sistema inmunitario, los que nosotros intentaremos detectar son las inmunoglubulinas G (IgG).

Figura 1 Esquema del proceso

Primero se cogen unos pocos parásitos de los que se disponen en el laboratorio (1), se les añade el suero del paciente sospechoso (2). En el caso de que el paciente presente anticuerpos específicos contra este parásito, éstos se le unirán, se deja una incubación de una hora para dar tiempo a que se unan mediante la reacción Antígeno-Anticuerpo (3). Después se añade un anticuerpo comercial que es capaz de unirse a las IgG del paciente (4). Esto es, este segundo anticuerpo lo que reconoce y a lo que se pega es a las IgG humanos (5); además este anticuerpo comercial lleva conjugado a él una partícula fluorescente que nos permitirá detectarlo mediante la observación en el microscopio de fluorescencia y podremos observar qué muestras son positivas y qué muestras son negativas (6). Esta técnica es la Inmunofluorescencia indirecta.
Esquema de diagnóstico mediante IFA




Inmunofluorescencia sobre Trichinella spiralis
Figura 2
A) Caso positivo de un paciente que presenta anticuerpos IgG contra Trichinella spiralis, el anticuerpo secundario es un Anti-IgG humano conjugado con un fluorocromo que emite fluorescencia en la franja verde del espectro de luz. B) Imagen en campo claro. C) Control negativo, en este caso se realizó la inmunofluorescencia con el suero de una persona que no presenta anticuerpo contra este parásito. D) Imagen de campo claro.


El cultivo de los parásitos y las pruebas diagnósticas se han realizado en el Servicio de Parasitología del Centro Nacional de Microbiología. Por cortesía de las doctoras Esperanza Rodríguez de las Parras y Sonsoles Jiménez Sánchez (Unidad de Diagnóstico y Referencia de Parasitosis, Servicio de Parasitología, CNM, ISCIII).


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