Los modelos animales en la investigación biomédica
Los modelos animales se han
utilizado en investigación desde hace muchísimos años y constituyen un paso
fundamental en el estudio de enfermedades humanas. Su uso se ha ido acotando
poco a poco, pero sigue siendo un pilar insustituible en multitud de estudios.
Se emplean fundamentalmente en la
investigación y la industria y hasta hace unos años, también en docencia.
En las universidades se utilizaban
en prácticas para aprender y observar procesos fisiológicos, características
anatómicas, y adquirir las destrezas necesarias en cirugía. Es en este campo se
está reduciendo mucho el empleo de animales siendo reemplazado por alternativas
como simulaciones por ordenador.
Dentro de la industria, donde más
se empelan animales de laboratorio son, en la prueba y producción de nuevas
moléculas de interés, como pueden ser los fármacos; y en las pruebas de seguridad y toxicidad de
productos de consumo. En este campo también se está intentando reducir el
número de animales que se emplean con estos fines, para ello se están introduciendo
modelos matemáticos y la simulación por ordenador de las interacciones
fármaco-proteína (modelo in silico).
En investigación se emplean para progresar en el conocimiento científico,
como modelos en el estudio de enfermedades y para probar y desarrollar nuevas
terapias.
Los animales se emplean para
garantizar la seguridad de los nuevos fármacos antes de ser administrados a las
personas durante los ensayos clínicos, esta etapa previa se conoce como ensayos
preclínicos y están encaminados a evaluar su toxicidad, la eficacia, vía de
administración, efectos secundarios y validar su potencial terapéutico. Estos
ensayos preclínicos primero se realizan sobre cultivos celulares, y en una
etapa posterior, sobre animales de laboratorio.
Además de emplearse en los campos
ya citados, los animales también son necesarios para la obtención de sueros y
proteínas sanguíneas, producción de vacunas, producción de anticuerpos que
serán empleados en multitud de técnicas de laboratorio (inmunoensayos), producción
de anticuerpos con fines terapéuticos, obtención de células y órganos.
La comunidad científica no es
insensible a los prejuicios éticos y morales que supone el trabajar y
sacrificar animales. En una sociedad del bienestar y el conocimiento no queda
justificado ejercer crueldad sobre los animales y es responsabilidad de la
comunidad científica no ocasionar daños innecesarios. Por ello, se ha
convertido en una prioridad buscar formas de reemplazar y reducir el número de
animales en la experimentación.
Para garantizar el bienestar de
los animales, su cuidado, evitar el dolor y el estrés, se ha desarrollado una
legislación muy estricta y se han establecido comités de bioética que velan por
el cumplimiento de estos objetivos.
Los fundamentos para un uso
racional de los animales se basan en el principio de las tres R’s: Reducir,
reemplazar y refinar. Reducir implica utilizar el menor número posible de
animales que permitan obtener resultados científicamente válidos. Reemplazar es
sustituir el empleo de animales por métodos alternativos como son los modelos
matemáticos, cultivos celulares, simulación por computación (modelos in silico), siempre que sea posible.
Refinamiento supone utilizar estándares internacionales de procedimientos
encaminados a minimizar el dolor y asegurar el bienestar de los animales.
Asegurar el bienestar de los animales implica obtener resultados más fiables y supone,
en la práctica, la reducción en el número de experimentos necesarios a
realizar.
Los métodos alternativos al
empleo de animales nos son muy útiles para disminuir el número de animales
necesarios en la experimentación, pero no pueden predecir con fiabilidad los
efectos que tendrían en un organismo debido a la gran complejidad de un ser
vivo completo. En la actualidad, lo más razonable parece ser considerar el
empleo de animales como modelos como una herramienta imprescindible para la
investigación, prevención y cura de enfermedades humanas, empleando en la
medida de lo posible alternativas válidas, reducir el número de animales a
emplear y disminuir el sufrimiento de los animales.
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Microscopía de fluorescencia confocal de un corte de cerebro de ratón.
A: hemisferio izquierdo; B: hemisferio derecho; C: corteza cerebral; D: Cuerpo calloso; E: ventrículo lateral; F: tercer ventrículo; G: región CA del hipocampo; H: giro dentado del hipocampo |
Imagen obtenida en la colaboración de las Dras Pilar Sánchez y Cristina Zahonero (UFIEC-ISCIII)
El ratón como modelo animal
Se emplean muchos animales como
modelos en la investigación, pero es, sin duda, el ratón el más utilizado en la
mayoría de los experimentos en los campos de la medicina y la biología.
Los ratones muestran una serie de
ventajas con respecto a otros animales de experimentación; son animales
complejos capaces de reproducir enfermedades humanas, son pequeños y
manejables, su mantenimiento es fácil y no muy costoso, con un corto periodo
reproductivo con camadas grandes. Otra serie de ventajas son las metodológicas,
se puede manipular su carga genética con relativa facilidad, se poseen
herramientas moleculares como son sondas de cDNA y abundantes anticuerpos
específicos, existen más de 450 cepas consanguíneas diferentes y existe un
bagaje histórico en los laboratorios muy importante.
Es el modelo experimental elegido
especialmente en los campos de los trastornos inmunológicos, como pueden ser
las enfermedades autoinmunes y la hipersensibilidad tardía o alergia, en
oncología, o en infecciones experimentales por diferentes organismos, también
se emplea en embriología, aunque en este campo está ganando terreno un animal
de experimentación emergente como es el pez cebra, que ofrece otra serie de
ventajas en este tipo de estudios.
La gran importancia de este
animal al avance en el conocimiento de las enfermedades humanas radica en la
disponibilidad que se tiene de manejar animales transgénicos, knock-out y cepas
consanguíneas permitiendo el estudio in
vivo de la función de determinados genes y su influencia en el desarrollo
de las enfermedades de origen genético.
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Embrión de pez cebra |
Con la colaboración de la Dra Aránzazu Sanchis Otero y el Dr. Jesús Pablo García Cambero, CNSA-ISCIII
Para saber más:
El modelo animal en la
investigación biomédica. Silvia Hernández. Biomedica, 2 (3), 252-256. (2006)
Ética de la investigación en
modelos animales de enfermedades humanas. Eduardo Rodríguez Yunta. Acta
Bioethica, 13 (1), 25-40 (2007)